UN CUENTO CON FINAL INCIERTO

El MIEDO y la ESPERANZA están sentados en un salón, uno en cada punta. Hay muchas personas a su alrededor, pero ellos sólo se miran el uno al otro, sin prestar atención a nada ni nadie. Pero no se hablan, no se conocen. De pronto la ESPERANZA se levanta y se dirige hacia el MIEDO. Éste quiere huir, pero hay algo que lo retiene, hay algo que ve en esa mujer que lo hace quedarse quieto, débil, desconcertado, sin saber qué hacer. La ESPERANZA nota estas actitudes en el MIEDO y se asusta. No quiere hacerle daño, no quiere que huya. Sólo quiere ser su amiga, conocerlo, que la conozca a ella y vea que puede encontrar dentro de ella a la persona que necesita para salir de su tristeza. La ESPERANZA duda unos segundos, pero al fin se atreve y se acerca al MIEDO. Confía en poder ayudarlo. Cuando se presenta ante él su dicha es enorme: el MIEDO le ha respondido y, lo más hermoso, le ha sonreído. La ESPERANZA lo toma de la mano para sentir sus palpitaciones y el MIEDO se deja llevar. Pero el MIEDO es MIEDO: temeroso, inseguro de sí mismo, desconfiado, triste, con mucho dolor. El MIEDO se detiene, no puede permitirse ser feliz. No lo dejan. Nació hecho MIEDO, con sus cualidades y eso nadie lo puede cambiar, ni la ESPERANZA. Sólo él mismo puede convertir sus sentimientos y darse la oportunidad de ser la persona que en el fondo quiere ser. Porque todo MIEDO tiene una razón de ser. Todo MIEDO alguna vez fue alegría, alguna vez fue una luz enceguecedora, alguna vez fue una hermosa canción, alguna vez fue AMOR. Pero se convirtió, se escondió tras su coraza para no sufrir, para no llorar, para no ver la luz, para no amar. Y la ESPERANZA es ESPERANZA: perseverante, luchadora, llena de fe, de confianza, dispuesta a ayudar y a dar mucho afecto a quien lo necesite. Porque la ESPERANZA alguna vez fue MIEDO. Pero supo vencer sus debilidades y limitaciones. Y, como conoce lo que está pasando su amigo el MIEDO, no quiere dejarlo solo. No quiere que sufra. Quiere darle la oportunidad de conocer el mundo como lo conoce ella ahora, luego de convertirse. Sabe que no es tarea fácil, pero, como dice su lema: la ESPERANZA es lo último que se pierde. Está segura de que logrará entrar en el interior del MIEDO, borrarle sus heridas y hacer que sonría otra vez. Tal vez el MIEDO no quiera su ayuda y nunca la vea, pero la ESPERANZA jamás lo dejará solo.